En el borde del mundo

El poeta se lanza como un musgo. Viento muy fuerte, asignado a este lugar, la llamada de los rumiantes es como un enebro separado por una tormenta.
Quien quiera permanecer en este grasiento olor del muelle,
salté sobre el barco rechazando por las fuertes ráfagas
El bote que saltó, desde el áspero y sucio muelle a la orilla del lago, fue empujado hacia atrás por el enorme empuje de las olas, las ráfagas y los clavos golpeando el lago.
La arena estaba llena de espuma de mar, y cuando siguió atando su pesada espinilla con una fuerte corbata, casi perdió la alegría.
Nunca creyó qué el agua y el viento lo llamarían, fue solo un breve e interminable momento de dolor y pánico.
Esta oración cayó como una piedra, vivo en una bóveda inocente, Máscara dura del cuerpo e incluso de las mandíbulas y se eleva hasta los ojos. siempre y cuando A veces el cuerpo desnudo tiembla…
©Natuka Navarro
2 comentarios
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Beto Brom
Tu poema incita a la reflexión.
Gracias por compartir, amigaza
Van abrazotes
Héctor
Una excelente prosa poética. Felicidades.