Ford Fairlane (2012)

Ford Fairlane
La anciana volvía de la casa de sus nietos por la autopista principal al mínimo establecido por la ley: cuarenta millas por hora. Desde el carril central giró bruscamente a la derecha para poder tomar la salida “6B” que prácticamente estaba ya, encima de ella. Su Ford Fairlane Victoria del ’56 se tambaleó de lado a lado como lo hacían aquellos viejos autos con su rudimentario sistema de suspensión. El Victoria rojo metalizado, era su eterno orgullo; regalo para el décimo aniversario de casados de su difunto esposo, y una joya de la primera generación de aquel modelo, con un techo transparente de plástico teñido y un poderoso “V8”.
Apresurada, tomaba las ultimas curvas de su recorrido pensando en el noticiero de las seis, su preferido. Había interrumpido la tertulia con sus nietos para llegar con tiempo a verlo, no le gustaba perderse ni un minuto de aquel “Freak Show” como lo llamaba su nieta menor, en donde se mostraban sin censura las miserias del mundo.
En su congregación, para la misa del domingo, el pastor había alabado la gloria de dios con un inspirado sermón a cerca de cómo los ignorantes infieles se corrompían día a día cada vez mas, y como este mundo individualista albergaba almas capaces de ignorar lo que tienen a su alrededor, almas impuras para las cuales el prójimo no existía, capaces de perjudicar a sus hermanos sin siquiera darse cuenta. Y aquellas proféticas palabras habían despertado lágrimas de emoción, la habían renovado, la habían inspirado para continuar su recorrido por este mundo haciendo el bien, preocupándose por los demás.
Había descubierto también, que mirar el noticiero la aliviaba, reforzaba sus defensas contra esa ruindad y desamor, contra todo ese descontrol. Ella no pertenecía a ese mundo individualista y cuanto mas aprendía de el, mas lejos lo mantendría.
Tan pronto como entró en su casa, corrió a encender el televisor y puso el agua a calentar para su té. El noticiero había empezado hacía apenas unos minutos y las imágenes que aparecían como primicia y en vivo eran escalofriantes. Un montón de hierros retorcidos de lo que quedaba de un camión tanque desprendían un humo negro entre rojizas lenguas de fuego inutilizando un largo trecho de la autopista principal. Las autoridades habían informado que hasta el momento se encontraban involucrados en el accidente un total de once vehículos incluido el camión que trasportaba gasolina y que las victimas fatales sumaban diecinueve entre las que se hallaban cuatro niños y varias personas además en condiciones graves. Aun no podían dar con el paradero del chofer del automóvil que inconscientemente había provocado el accidente, aunque gracias a un testigo de uno de los edificios aledaños que filmaba el cumpleaños de su hija en la terraza de su apartamento, pudieron ver grabado como telón de fondo, el momento exacto en que el chofer del camión perdía el control y se volcaba tratando de esquivar a aquel conductor imprudente que sin señal alguna le cerró el paso y que mas tarde confirmaron se trataba de un viejo Ford Fairlane rojo metalizado que se perdía rápidamente por la salida 6B.
1 Comentario
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Jesús María Mayorga Mota
Estimado Marcelo, me encantó tu cuento. Breve, con lenguaje sencillo y una efectiva descripción de la protagonista. El final es muy directo, impactante, y deja algunas interrogantes para que las resuelva el lector. Felicidades.
P. D. Ya había leído otro de tus cuentos en este mismo Rincón… entonces me preguntaba si tendríamos la fortuna de volver a encontrar otro relato tuyo. Me alegro de que haya sido así. Esperamos los siguientes.